Después de 1460 días prendada a ti me despedí sin decirte
adiós, nunca me gusto esa palabra, es demasiado grande, demasiado dolorosa, tan
tajante, pero era momento de dejar de soñar, de esperar y sobretodo de sufrir.
Aquel día de invierno mi mundo se detuvo al verte por primera
vez, era la primera vez que volvía a sonreír, que volvía a sentir como mi
corazón podía palpitar a mil por hora por alguien que no conocía, pero que en
ese segundo se volvió todo. Creo que desde ese momento te empecé a querer y a
soñar que podías quererme. Pero también desde ese momento el destino sabía que
no iba a poder ser.
Nunca he sabido coquetear, conquistar, no lo sé porque
siempre sueño, pero nunca actuó, siempre me quedo en silencio, y espero que
sucedan las cosas, pero esta vez quería volver a intentarlo, quería que me
mirarás, que vieras más allá de mis gafas o de mí cabello desastroso. No sabía,
sólo hacía lo que creía que podía llamar tu atención, considerando la poca
comunicación y la distancia.
Un like, y otro like, una foto, un comentario, un vídeo,
todo era una oportunidad para mi y recordarás por un momento que ahí estaba,
una niña interesada en ti, en saber de tus gustos, de tus tonterías, de tus
chistes malos, de tu música. Quería saberlo todo de ti, quería encontrar ese
punto de conexión para que me miraras, para que vieras que yo podía ser esa
chica que no buscabas pero que había aparecido en tu vida para ser feliz.
Pero yo no sabía cómo eras, que eso no te gustaba, que mis
intentos de que supieras que existía te hacían querer saber menos de mí, que me
alejaban más de ti. Lloré tantas veces cuando un mensaje nunca recibió contestación,
cuando un comentario fue ignorado, cuando no llego un like a una publicación
que iba para ti, cuando un whatsapp no fue contestado. Y suena absurdo, pero era
el modo en que me comunicaba contigo, era en el mundo en el que nos habíamos
conocido y en el que podíamos interactuar.
Y no sé si se debe de hacer, no sé si se debe de querer así,
si se debe ser o no así, pero es mi forma de ser, de expresar lo que siento, de
intentar mantener el contacto con quien quiero, de saber más de las personas
que me interesan, de siempre darlo todo e intentar estar presente. Y si, tú,
con tu forma de ser, me hiciste dudar de mí, me hiciste sentir mal conmigo, de
pensar que no se debe ser así, que no se debe querer así.
Y tal vez no se debe querer así, tal vez no se deba dar
tanto por alguien, tal vez no tienes que estar tan presente en la vida de las
personas, pero al menos en el futuro no me arrepentiré de haberlo dado todo, de
haber querido, de haber soñado, de haber hecho locuras imborrables, de haber
intentado hasta el último momento.
Pero me cansé de esperar, de esperar que quieras saber de mí,
de esperar el mensaje que nunca llegará, de esperar ser parte de tu vida, de
esperar que quieras pasar un momento conmigo, de esperar a ser tu amiga, me
canse de sentirme mal conmigo por quererte así… Me rendí.
Ya no quiero seguir soñando con que un día pasé todo lo que
imaginé, ya no quiero más un nudo en la garganta, ni lagrimas que me traicionan
e inundan mis mejillas, ya no quiero sentir como mi corazón se emociona y se
rompe, ya no, por eso hoy me marcho, ya no tendrás que ver mis likes, mis
comentarios, mis publicaciones dedicadas a ti, mis whatsapps queriendo saber ti
o queriendo verte.
Y hoy, después de tanto tiempo, en un día frío como el que
te conocí, me voy, no te digo adiós, porque no podría decírtelo, porque odio
las despedidas, me voy de tu vida en silencio, recojo mi cariño, mis sonrisas,
mis besos que guarde y nunca te di, mis abrazos, mis miradas, mi tiempo, mis
recuerdos contigo, de ti, mis sueños y mis ilusiones.
Te quise y quizá siempre sea así…
Pd. Sé que no todo fue malo, que fuiste amable y me ayudaste,
eso no lo olvidaré y te lo agradeceré siempre, lo sabes de sobra… Gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario